miércoles, 20 de octubre de 2010

A mayor ruido (a veces) tocan más nueces

Ese es el titular que ha usado Ale en su práctica de Periodismo Especializado. La verdad es que quizás no es el titular que más llame la atención. Pero eso es lo de menos. Simplemente tengo que darle las gracias por haberlo escrito. Ahora entenderéis porqué.

Viene de una familia humilde, pero no le faltan ambiciones. No siempre la juventud es sinónimo de actividad o capacidad de acción, y en ocasiones se piensa que poseer espíritu de líder es una habilidad innata. Él en cambio demuestra que realmente se trata de una forma de ser, tan natural como el respirar.

Lleva cuatro años entrenando al equipo juvenil de baloncesto del Club Natación de Sevilla, y la verdad es que no lo hace nada mal. Unas veces se gana y muchas otras se pierde, pero levantar los ánimos independientemente de los resultados y mantener al grupo unido requiere de dedicación y fortaleza personal. Dentro de una sociedad individualista en la que lo fácil es dejarse caer por el peso de las emociones, y a pesar de la aparente dificultad por reconocer méritos (por muy simples que sean), él vive el día a día con una sobredosis de energía y un buen comentario para el prójimo. Quizá sea la costumbre del trato con los miembros del equipo, la necesidad de animarles y reconocer cuáles son sus puntos fuertes, señalar en que se equivocan para que mejoren. Pero también es cuestión de actitud y de sinceridad.

La labia se adquiere, lo mismo ocurre con embriagar con palabras y gestos. Pero lo importante es sentirlo.

Puede que sea un tanto fanfarrón y en la mayoría de las ocasiones se le vaya la fuerza por la boca, tal y como opinan sus propios alumnos del deporte, pero sabe cómo lanzar un comentario que consiga que otro se sienta importante. Y en cuestión de relacionarse con los demás, podemos estar de acuerdo o no, pero conseguir que nuestros interlocutores se sientan importantes o por lo menos atendidos es tener media batalla ganada. Una práctica poco común, aunque parezca una idea básica.


Resaltar puntos positivos, estén a la vista o no, nunca está de más. Hacer ruido tampoco, y a la hora de conseguir notoriedad (que no popularidad) funciona mejor y de forma más rápida. Emplear el carisma correctamente te hace sobresalir entre el rebaño, y el nombre de José Luis Sosa Rodríguez, le suena, como mínimo, a todos los clubes de baloncesto de la ciudad y a más de la mitad de los alumnos de la facultad de Comunicación, lugar donde estudia. Se podría entrar en un debate sobre sí la mayoría de las opiniones sobre José Luis son a primera vista muy positivas por su carácter polémico (entrando además en cuestiones de primera impresión o conocimiento superficial), lo que no va a arrebatarle ninguna de las nueces que haya obtenido por su cuenta, y tan sólo siendo él mismo.


Simplemente gracias, amigo

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