miércoles, 29 de septiembre de 2010

Vivencias de un entrenador (III)

La gente lo pide a gritos. Me paran por la calle y me preguntan ¿y el entrenador? ¿que pasó?... todavía no lo sé.


Entre la última derrota y el próximo partido, tienes 2 semanas para trabajar. Para currar como un cabrón. 6 días, con hora y media cada día: 9 horas. Vas a mejorar. Van a mejorar. Este partido no se nos escapa. 

La semana es larga, larguísima. Normal, cuando llega el viernes tienes que intentar incentivarlos, que nadie se vaya el finde, que todos vengan a entrenar el viernes. Meterle en la cabeza a cada uno que son jugadores por hacer, que todos son diamantes por pulir. Y te marcas un gran objetivo: el jugador más empanado. Tu intención es que mejore y que llegue a ser importante. Total, una vez tuviste a un compañero de equipo igual de espabilado y terminó siendo un crack. Pero ese chaval no va a mejorar en esos 6 días.

Durante la semana tienes el primer problema entre entrenadores. La pista te la están arreglando y no podrás entrenar en ella. Tienes que llamar al otro equipo, y proponer un cambio de calendario: que se juegue en su campo este y el siguiente en el nuestro. Todo, fuera de límite: totalmente legal. De tu lado tienes al encargado de los arbitrajes que te dice que o ese entrenador entra en razón, o mandará a los árbitros a tu pista y se suspenderá el partido. Horas y horas. Euros y euros. Pero al final todo se soluciona y jugamos en su pista, cuando debía haber sido en la nuestra. Pero bueno, como también es cerca de mi casa, ningún problema.

Una vez allí, debutaría un nuevo fichaje. Un chaval alto, ancho. Ayudará seguro. Pero debutará como todos. Sin dorsal, con la camiseta al revés.  Íbamos de rosa, pero con la vuelta parecemos que vamos de blanco. Como el otro equipo. Un equipo que tiene a varias jugadoras. Y aquí empieza la primera función de un equipo en liga mixta (si, te enteras ese día que no es masculina la liga). Tienes que concienciar a tus jugadores de que hay que defender fuerte, que se olviden de que son chicas y que en la pista sólo existen jugadores de baloncesto.

Y medio lo aceptan y lo entienden: Al descanso sólo has recibido 1 canasta y has anotado 31. Fácil. Tranquilo. Un descanso en condiciones. Bromeas con los directivos, con el otro entrenador... ¡Disfrutas! Ves que tus niños hacen cosas que se han trabajado. Pero siempre hay uno que mete la pata. Un pequeño LeBron James bailando por sevillanas con el balón en las manos. Y los árbitros, como los transexuales: sin pito.

El resultado final nos deja una victoria fácil, cómoda, a pesar de que en la segunda parte, una zona nos amargó, nos nubló y demostró que no sabemos atacar una zona. Ni defender en ella. Estamos en formación, y eso a veces, sin saber defender en individual, es contraproducente. Pero el entrenador, no da para más. Está gritandole a la mesa por el acta. Se han equivocado al apuntar el resultado final (poniéndolos en el lado contrario) y aparece como ganador. Otro que intenta ganar en los despachos, como el Sevilla.

1 comentario:

Alberto Zeal dijo...

- ¿Liga mixta? ¡¡Joder con la Aido, es capaz hasta de mezclar sexos en el deporte!!

- ¿No sabéis atacar una zona ni defender con ese sistema? A ver si te vas a parecer a Scariolo :P

- Felicidades por la victoria. Que siga así ^_^